Querido Leo:

No espero ni pido que me entiendas, y mucho menos que me creas, pero sé que mañana ocurrirá algo extraordinario.















jueves, 29 de diciembre de 2011

una ingenua escribió una vez:

Me gustaría congelar este momento. Empequeñecerlo con una de esas máquinas monstruosas y fantásticas que salen en phineas y ferb y meterla en un tarro de cristal. Para colocarlo en la balda superior izquierda de mi habitación. Junto a collares anillos, zapatos y el vaporizador de colonia que quedó de mi bisabuela. Así, cada día al despertarme recordaré el instante del que más deseé no salir nunca. El instante en el que el éxtasis, la felicidad, la armonía, y la libertad me hicieron salir de mi cuerpo. Elevar mi alma unos metros por encima, los suficientes para poder concluir que en ese preciso instante te quise para siempre. Mis miedos se evaporaron como el agua de los spaguettis que acabo de cocer, y entonces lo vi claro. Contigo soy feliz, tú me haces feliz. Asique solo quiero que sigas aquí a mi lado, soñando con princesas y monstruos, porque cuando despiertes en medio de la noche, verás las luces navideñas que cuelgan de mi ventana, a pocos centímetros de ti. Y sabrás que estás a salvo. Y sabrás que estoy aquí.

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